Bienvenidos a una nueva entrega de Las huellas perdidas de Odiseo en donde
trataremos un tema abordado anteriormente en el blog (Participación de Vizcaya I; Participación de Vizcaya II) y que proyectamos concluir con esta entrada.
Como comentábamos en otras ocasiones, la cooperación del Señorío de Vizcaya en la reconquista hunde
sus raíces en los albores de este proceso histórico y, con lógica, también
seremos capaces de vislumbrar la inclusión vizcaína en el último esfuerzo expansivo
auspiciado por los Reyes Católicos.
Contienda final que duraría diez años, encontrando cierta semejanza
con la clásica guerra de Troya, pues la urbe de Príamo también
resistió durante una década el obstinado asedio aqueo.
La Alhambra |
Fotograma de la serie Isabel |
Y es que paradójicamente,
con la inesperada toma de Zahara por parte de fuerzas musulmanas,
el reino nazarí sellaba su destino e ineludible desaparición, cristalizando con
ello uno de los pretéritos anhelos de los monarcas españoles.
“Antes que Sahara fuese por los
moros tomada era publica fama en esta comarca que Vuestra Alteza los querie
faser guerra en el verano venidero”.
Epístolas, Valera.
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Etapas
El profesor Ladero
divide la guerra en cuatro grandes fases:
La primera de ellas de 1482 a 1484 gira en torno al mantenimiento de la Alhama
en manos cristianas. Una segunda etapa vendría dada en el periodo comprendido
entre 1484 y 1485, que se traduce con una dedicación más continuada de los
reyes, instalados en Andalucía, y la intensificación de la crisis política en
el seno de Granada. Los años decisivos fueron los inclusos entre 1485 y 1487, en
los que somos espectadores del asedio y posterior caída de Málaga. Un periodo
en el que las conquistas militares, el estrangulamiento económico del reino
nazarí y la favorable evolución de la alianza con Boabdil deciden el curso de la guerra. Por último, el intervalo
entre 1488 y 1491, cuando la cadencia de la contienda languidece, tomando un
ritmo de carácter cachazudo y menos espectacular: se quebrantó, por fin, la
oposición de El Zagal y sólo hubo
que esperar a la rendición de Granada por capitulación. El trascurrir de los
días, junto con los deseos de paz de un cansado Boabdil, lubricó la cesión de una ciudad que el 6 de enero
presenció la ampulosa entrada oficial de los monarcas con su corte.
Éstos permanecieron en la anterior urbe musulmana durante varios meses con
ánimo de organizar la población y evitar una posible insurrección de los
vencidos.
1.
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1482-1484
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Mantenimiento
Alhama.
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2.
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1484-1485
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Intensificación
y crisis política granadina.
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3.
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1485-1487
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Asedio, caída de Málaga. Conquistas, estrangulamiento económico.
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4.
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1488-1491
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Ritmo
pausado, derrota de El Zagal.
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La rendición de Granada (Pradilla, 1882) |
Dibujo de El Zagal |
Las huestes vizcaínas se aunaron al propósito guerrero desde los primeros destellos del conflicto, su repercusión tanto en las
operaciones terrestres como en aquellas desarrolladas por la marina fueron muy
notables. Refrendamos la actuación de hombres del lugar en los distintos
organismos del ejército, un Avendaño dentro del cuerpo de los guardas
reales u otro- en este caso Pedro de
Avendaño, ballestero mayor- como contino de la Corte; y en las diferentes
etapas del conflicto, en la tala de Málaga es posible detectar a Ochoa de Salazar con cinco jinetes.
Además hubo distintos apercibimientos de tropas en los sucesivos años de las
hostilidades: en 1484 el contino Pedro
de Barnuevo fue comisionado para reclutar cuatrocientos ballesteros y
trescientos lanceros del Señorío; sobre 1486 se recibe sobrecarta en Bilbao con
la exigencia de ochocientos peones lanceros y ballesteros, etc. El otro
elemento en el que iban a sobresalir los recursos de Vizcaya sería el marítimo,
pese a que este último aspecto no habría de ser el predominante en el conjunto
del choque armado. Las naves vizcaínas prestaron un destacado servicio a los
designios reales al obstaculizar la llegada de refuerzos humanos del norte de
África y, asimismo, entorpecieron el aprovisionamiento de pertrechos y víveres
para los sitiados. Para esa misión el trono confiaba en
la flota vasca, consciente de que sería asistido como “sus
antecesores de gloriosa memoria”. Tras el cese de las hostilidades fue
el capitán Artieta el encargado de
trasladar a África al rey Boabdil y a los suyos, trasporte tras el cual siguió
permaneciendo en el servicio de sus señores.
La familia de boabdil abandona la Alhambra (Gómez Moreno, 1880) |
El suspiro del moro (Pradilla, 1892) |
La contienda gozaría de una ventaja instrumental decisiva como válvula de escape dentro del convulso marco de las luchas de bandos que a la sazón infectaban a las provincias vascongadas. El desvío de la atención fuera de las antiguas pendencias intestinas, junto al enfrentamiento contra un adversario común y el abigarrado abanico de mercedes anexo al ejercicio guerrero, permitió pacificar en gran medida la tierra de origen. Lo que en un principio se nos antoja como el final de una era no es sino un comienzo de otra, periodo inaugural que presagia pingües beneficios para unos vizcaínos que gozan un estatuto jurídico privilegiado por la supuesta hidalguía universal inherente al Señorío. Dicha condición les supuso una notabilísima ventaja para su imbricación en la administración y otros cuadros estatales del naciente imperio español. Es por eso que la toma de Granada se eleva como una especie de ensayo general para los vascos que buscan el medro lejos de su lugar de nacimiento.
Muchas gracias por ser participes un día más en este lugar digital de encuentro. Hasta la próxima entrega de Las huellas perdidas de Odiseo.
Un abrazo.
Sergio D.S.
Bibliografía
complementaria
AA.VV. La incorporación de Granada a la Corona de
Castilla. Actas del symposium conmemorativo del quinto centenario,
Diputación Provincial de Granada, 1993.
DÍAZ DE DURANA
ORTIZ DE URBINA, J.R., OTAZU, A., El
espíritu emprendedor de los vascos, Silex Ediciones, 2008.
LABAYRU
GOICOECHEA, E. J., Historia General del
Señorío de Bizcaya, Tomo III.
LADERO QUESADA,
M. A., Castilla y la conquista de la guerra de Granada.
LADERO QUESADA,
M.A., La guerra de Granada
(1482-1491), Los libros de la Estrella, Historia, economía y sociedad, nº4,
Diputación de Granada, 2001.
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