miércoles, 3 de septiembre de 2014

El Camino de Santiago


Claudio Sánchez-Albornoz  (1893-1984)
No es lícito asomarse inquisitivamente al pasado de España sin dedicar atención al culto jacobeo. Llena una página insoslayable de la historia española. Con hábito de peregrino o jinete en su caballo blanco, Santiago se ha paseado a través de nuestro ayer y ha dejado en él huellas imborrables. Ha constituido durante algunos siglos un acerado resorte de nuestra resistencia contra el moro. Ha servido para vincular a la Península con la cristiandad occidental a través de muchas centurias. Y ha sido el celestial capitán de la hispánica caballería durante la larga serie de nuestras guerras divinales, en las más apartadas tierras del mundo. ¡Gran deuda la de España y los españoles hacia el Apóstol Miles Christi! ¿Sonará a blasfemo sarcasmo la afirmación liminar de estas palabras sobre el crédito que España y los españoles tienen a su vez contra Santiago?" (Claudio Sánchez-Albornoz).



Una instantánea del Camino

Hoy trataremos brevemente sobre una experiencia personal que con vehemencia os recomiendo realizar al menos una vez en la vida. Me refiero al Camino de Santiago, una actividad justamente célebre a nivel mundial y cargada de significado, ya sea éste religioso, cultural o meramente turístico. Completar la ruta jacobea es un propósito que sin duda recordaréis siempre, dado lo contemplado, lo conocido o incluso lo imaginado durante su transcurso. Un periplo beneficiado de múltiples atractivos, desde el interés cultural, pasando por la proyección mística del objetivo a cumplimentar o desembocando en el aspecto más terrenal, comprendido por la degustación culinaria de los productos típicos del país. Todo un conjunto de elementos coadyuvan a tomar una decisión que no puede ser otra: alcanzar Santiago. La bóveda celeste cobija uno de los senderos paisajísticos más bellos que podemos descubrir, por ello no es necesaria la premura en el ánimo de cruzar la meta y la meditación puede ser una excelente compañera de viaje durante el trayecto.

Santiago de Federico García Lorca
Mi padre
¡Noche clara, finales de julio!
¡Ha pasado Santiago en el cielo!
La tristeza que tiene mi alma,
por el blanco camino la dejo,
para ver si la encuentran los niños
y en el agua la vayan hundiendo,
para ver si en la noche estrellada

a muy lejos la llevan los vientos.


Los orígenes del Camino de Santiago mantienen trazos imprecisos que vagamente se difuminan entre la bruma del tiempo. No obstante, ya en el siglo XI podemos perfilar un carácter internacional de una peregrinación por la que fluyen los más variopintos moradores del viejo orbe cristiano: franceses, alemanes, ingleses, italianos... Y es que hemos de tener en cuenta que esta singladura espiritual, junto con la que lleva a Roma y esa otra que llega a Jerusalén, cristalizó como una de las más relevantes dentro del imaginario católico para la rendención de los pecados y contacto directo con la Divinidad. Este fenómeno no podría sino beneficiar a unos inveterados reinos cristianos sobre los que había caído con todo su poder una furia islámica en plena expansión que sólo pudo contenerse bajo el resguardo de la quebrada cornisa cantábrica. Santiago fue un símbolo contra el invasor, bajo su nombre se congregaron los arriscados rebeldes- refractarios indómitos empecinados en mantener su religión y libertad- junto con aquellos personajes foráneos que quisieron auxiliarlos en verdadera cruzada divinal contra el infiel.


Estatua de Pelayo en Covadonga


La senda del apostol favoreció en multiples aspectos el desarrollo del norte peninsular e inundó a las monarquías norteñas de una influencia europea que afectaba a todos los ámbitos: culturales, artísticos, litúrgicos... Asimismo, el desarrollo urbano fue claramente favorecido en una zona de tradicional atraso y el tráfico comercial también adquirió un impulso nada desdeñable al amparo de este trazado devoto. El Códice Calixtino ha obtenido trascendencia mediática en los últimos años a causa de su robo y posterior recuperación, pero si nos interesa su mención es porque entre sus páginas podemos resaltar todo tipo de noticias y hechos respecto a esta particular vía pía. Así, por ejemplo, somos capaces de iluminar un gracioso pasaje sobre la impresión que han dejado los vascongados en la mente del autor de la obra.



"Las gentes de estas tierras son feroces como es feroz, montaraz y bárbara la misma tierra en que habitan. Sus rostros feroces, así como los gruñidos de su bárbara lengua, aterrorizan el corazón de quienes los contemplan. Aunque legalmente sólo pueden cobrar tributo a los mercaderes, lo reciben injustamente de los peregrinos y de todos los viajeros (...) Este es pueblo bárbaro, distinto de todos los demás en sus costumbres y naturaleza, colmado de maldades, oscuros de color, de aspecto innoble, malvado, perverso, pérfido, desleal y falso, lujurioso, borracho, agresivo, feroz y salvaje, duchos en toda suerte de violencias, silvestre, réprobo, impío y rudo, cruel y pendenciero, desprovisto de cualquier virtud y enseñado en todos los vicios e iniquidades; parejo en maldad a los getas y los sarracenos, y enemigo frontal de nuestra nación gala. Por un sólo dinero, un navarro o un vasco mata si puede, a un francés. En algunas de sus comarcas, sobre todo en Vizcaya y Álava, los navarros mientras se calientan, se muestran mutuamente sus vergüenzas, el hombre a la mujer y la mujer al hombre. También usan los navarros de las bestias en impuros ayuntamientos, fornican incestuosamente al ganado” (Siglo XII).

Miniatura del códice


En cuanto a nuestro particular viaje, en primer lugar hemos de informar que decidimos efectuarlo en bicicleta y tardamos una semana en finalizar su recorrido. Sin prisa. Tristemente, durante la mitad del trayecto, la lluvia fue una recurrencia constante a la que nos tuvimos que habituar.

Mapa extraído de la revista Geo

Lunes 2 de Julio Bilbao-Torrelavega (+- 120km)

Quizá lo más memorable sea que me vi obligado a llevar todo el peso del equipaje, pues sólo mi bicicleta tenía una parrilla para su acarreo. Fue el día más agotador para mí, jornada ésta en la que también tuve el placer de caerme en la carretera.


Martes 3 de Julio Torrelavega-Llanes (+- 80 km)

Con un ritmo más lento para recuperarme del día anterior. Muy recomendable la visita a Llanes, si la climatología acompaña: os gustará.

 

San Vicente de la Barquera

Iglesia en Llanes















Miércoles 4 de Julio Llanes-Gijón (+- 118 km)

Ya con plenitud física en una etapa con alguna pendiente interesante. A subrayar el paso a través de  un túnel sin iluminación perdido entre montañas. Seguimos vivos. 




Jueves 5 de Julio Gijón-Soto de Luiña (+- 61 km)

Recorrido con mucha lluvia. Paramos muy pronto porque mi padre no quería rodar con ese tiempo. Al poco de establecernos el sol hizo acto de presencia y yo me lei un libro.















Viernes 6 de Julio Soto de Luiña-Ribadeo (+- 107 km)

Una ruta sin sobresaltos en un día nublado. Cuando llegamos a Ribadeo la situación mejoró y me permitió atrapar unas panorámicas que merecen ser recordadas. 


 












Sábado 7 de julio Ribadeo-Vilalba (+- 71km)

Probablemente la salida con el recorrido más duro, tanto por el puerto de montaña como por lo inhospito del temporal. Mi padre se conserva físicamente bien para su edad pero no teníamos ninguna urgencia en acumular kilómetros.

Ribadeo

Domingo 8 de julio Vilalba-Santiago (+- 106 km)

Y por fin la meta. A mucha velocidad para llegar pronto a Santiago. Sin ningún problema. 

 











 













Esto es todo por hoy. Hasta la próxima entrega de Las huellas perdidas de Odiseo. 

Un abrazo. 

Sergio D. S.




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