jueves, 24 de julio de 2014

PAÍS VASCO. Los judíos en el País Vasco durante la Edad Media (I)


En esta entrada trataremos un tema que, además de un notable interés histórico, ha suscitado en unos tiempos no tan lejanos cierta controversia dentro de la pequeña historiografía vascongada. Nos referimos a la presencia del pueblo judío durante la Edad Media en lo que hoy conocemos como la Comunidad Autónoma Vasca, es decir, en las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. La singular andadura del pueblo hebreo en el País Vasco se corresponde perfectamente con la de otros territorios de la Corona de Castilla durante el Medioevo, imprimiendo acendradamente su huella en la sociedad, cultura, economía, política, en fin, en la vida de la época por nosotros ahora estudiada. Y es que pese a la tendencia hacia cierta costumbre de relativizar la presencia de la comunidad judía en este enclave, no hemos de desdeñar la influencia y especial relevancia de su muy longeva estancia, como bien atestiguan la estampa de los dos grandes focos judaicos en la zona-Valmaseda y Vitoria- sin olvidar el resto de la población mosaica diseminada por las diferentes villas y términos de las distintas regiones vascongadas.

Representación de hebreos en las Cántigas


Sus ocupaciones y actividades mostraron una gran heterogeneidad, huyendo por tanto de la imagen estereotipada del judío como connaturalmente usurero o arrendador de impuestos. Nos es posible descubrir a israelitas ejerciendo una rica variedad de oficios, como pueden ser el de peletero, tejedor, sastre, tintorero, carpintero, alfarero, agricultor, etc. La convivencia con sus vecinos cristianos se fue enturbiando poco a poco con el devenir de los años hasta su definitiva marcha por el decreto de los Reyes Católicos. Antes de alcanzar ese lúgubre epílogo, asistimos a la imposición de un gradual cerco opresivo por parte de la población cristiana que va constriñendo, discriminando e incapacitando a este colectivo por razón de su etnicidad, cultura y credo. Desde su encorsetamiento en barrios especialmente diseñados para su privativa habitación, pasando por el obligado acarreo de distintivos identificativos que señalen su condición semítica, hasta finalmente, el sufrimiento del puro latrocinio, las flagrante rapiñas o la más descarnada persecución violenta.


Profanación de la imagen de la Virgen por un judío
Crucifixión de una efigie de Cristo















Escudo Landázuri-Romarate
Mariano Arigita
Pese a todas las evidencias, la tradicional historiografía vasca era muy reacia incluso a admitir la presencia judía en esta zona. Todo debido a la supuesta limpieza de sangre de los moradores de este peculiar espacio de la Corona de Castilla. Así, en el siglo XVIII, Joaquín José Landázuri (1730-1805), uno de los clásicos historiadores alaveses, al enfrentarse con el análisis de la estancia judaica en Vitoria nos introduce con una sentencia en exceso contundente: “No consta cuando dio principio a establecerse en esta ciudad la obstinada perfidia de los judíos”. Ya en nuestra centuria, puede que Mariano Arigita (1865-1916) se posicione como uno de los más rabiosos antisemitas: “…¿Qué influencia podía tener entre los firmes y valerosos cristianos de Vasconia la presencia de una raza advenediza y errante, sin rey, sin reino, sin sacerdocio, sin altar, desprovista de celo religioso y poseída únicamente por las ambiciones materiales, sin más Dios que el dinero, sin más anhelo que saciar su desmedida codicia, aspirando siempre y suspirando por el reinado de la raza deicida, bajo la base de acaparar todos los tesoros del mundo?”.
No obstante, no deberíamos olvidar a otros individuos con un discurso similar como Tomás Alfaro Fournier (1892-1965), éste consideraba a los judíos “como la rémora agarrada a la piel de un cetáceo, viviendo de él y de su sangre, sin separarse nunca, acaso prestándole algún servicio remuneratorio de su parasitismo; tolerados y despreciados; unas veces perseguidos sañudamente; otras, solicitados con vehemencia”. 
Tomás Alfaro Fournier
Los estudios históricos sobre los hebreos en el Medievo vasco se han trasformado de manera radical en las últimas décadas merced a la renovación historiográfica realizada principalmente por el Departamento de Historia Medieval, Moderna y América de la Universidad del País Vasco. Toda una pléyade de tratados realizados por historiadores profesionales ha venido a rellenar una laguna histórica de notable trascendencia en nuestro pasado.


 Como conclusión, simplemente expondremos los lugares en donde es posible atestiguar las huellas judías en los territorios vascos a lo largo del dilatado periodo medieval. En un futuro próximo completaremos esta información con muchos más detalles sobre la vida de esta comunidad en el solar vasco.


Tabla 1           Localidades del País Vasco en las que es posible hallar presencia judaica durante la Edad Media
Álava
(81, 81%)
16  lugares
11 villas
Antezana, Antoñana, Barrio-Espejo, Berantevilla, Bernedo, Caicedo de Yuso, Elvillar, Estavillo, Eiraçalay? (sin identificar), Fontecha, Guevara, Labastida, Laguardia, Larguioçeta? (sin identificar), Mendoza, Morillas, Ocio, Peñacerrada, Puentelarrá, Salinas de Añana, Salinillas de Buradón, Salvatierra, Samaniego, Santa Cruz de Campezo, Vitoria, Yelende? (sin identificar), Yecora
Guipúzcoa
(6,06%)
2 villas
Mondragón, Segura
Vizcaya
(12,12%)
1 lugar
3 villas
Abadiano, Bilbao, Orduña, Valmaseda
  














¿Quieres saber más?
GONZÁLEZ MÍNGUEZ, C. “Etnia, religión y construcción nacional: a propósito de la presencia judía en Álava,  Guipúzcoa y Vizcaya durante la Edad Media” Revista de la Confederación Española de Centros de Estudios Locales, Nº1, 2000.

Un abrazo y hasta la próxima entrega de Las huellas perdidas de Odiseo.

Sergio D.S.
 

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