En esta entrada trataremos un tema que,
además de un notable interés histórico, ha suscitado en
unos tiempos no tan lejanos cierta controversia dentro de la pequeña historiografía vascongada. Nos
referimos a la presencia del pueblo judío durante la Edad Media en lo que hoy
conocemos como la Comunidad Autónoma Vasca, es decir, en las provincias de
Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. La singular andadura del pueblo hebreo en el País
Vasco se corresponde perfectamente con la de otros territorios de la Corona de
Castilla durante el Medioevo, imprimiendo acendradamente su huella en la
sociedad, cultura, economía, política, en fin, en la vida de la época por
nosotros ahora estudiada. Y es que pese a la tendencia hacia cierta costumbre
de relativizar la presencia de la comunidad judía en este enclave, no hemos de
desdeñar la influencia y especial relevancia de su muy longeva estancia, como
bien atestiguan la estampa de los dos grandes focos judaicos en la
zona-Valmaseda y Vitoria- sin olvidar el resto de la población mosaica
diseminada por las diferentes villas y términos de las distintas regiones
vascongadas.
Sus
ocupaciones y actividades mostraron una gran heterogeneidad, huyendo por tanto
de la imagen estereotipada del judío como connaturalmente usurero o arrendador
de impuestos. Nos es posible descubrir a israelitas ejerciendo una rica
variedad de oficios, como pueden ser el de peletero, tejedor, sastre,
tintorero, carpintero, alfarero, agricultor, etc. La convivencia con sus
vecinos cristianos se fue enturbiando poco a poco con el devenir de los años
hasta su definitiva marcha por el decreto de los Reyes Católicos. Antes de
alcanzar ese lúgubre epílogo, asistimos a la imposición de un gradual cerco
opresivo por parte de la población cristiana que va constriñendo, discriminando
e incapacitando a este colectivo por razón de su etnicidad, cultura y credo.
Desde su encorsetamiento en barrios especialmente diseñados para su privativa
habitación, pasando por el obligado acarreo de distintivos identificativos que
señalen su condición semítica, hasta finalmente, el sufrimiento del puro
latrocinio, las flagrante rapiñas o la más descarnada persecución violenta.
Profanación de la imagen de la Virgen por un judío |
Crucifixión de una efigie de Cristo |
Escudo Landázuri-Romarate |
Mariano Arigita |
No obstante, no deberíamos olvidar a otros individuos con un discurso similar como Tomás Alfaro Fournier (1892-1965), éste consideraba a los judíos “como la rémora agarrada a la piel de un cetáceo, viviendo de él y de su sangre, sin separarse nunca, acaso prestándole algún servicio remuneratorio de su parasitismo; tolerados y despreciados; unas veces perseguidos sañudamente; otras, solicitados con vehemencia”.
Tomás Alfaro Fournier |
Como conclusión, simplemente expondremos los lugares en donde es posible atestiguar las huellas judías en los territorios vascos a lo largo del dilatado periodo medieval. En un futuro próximo completaremos esta información con muchos más detalles sobre la vida de esta comunidad en el solar vasco.
Tabla 1 Localidades del País Vasco en las que es posible hallar presencia
judaica durante la Edad Media
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Álava
(81, 81%)
16 lugares
11 villas
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Antezana, Antoñana, Barrio-Espejo, Berantevilla, Bernedo, Caicedo de Yuso, Elvillar, Estavillo, Eiraçalay? (sin
identificar), Fontecha, Guevara, Labastida,
Laguardia, Larguioçeta? (sin
identificar), Mendoza, Morillas, Ocio, Peñacerrada,
Puentelarrá, Salinas de Añana, Salinillas de Buradón, Salvatierra, Samaniego, Santa Cruz de Campezo, Vitoria, Yelende? (sin identificar),
Yecora
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Guipúzcoa
(6,06%)
2 villas
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Mondragón, Segura
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Vizcaya
(12,12%)
1 lugar
3 villas
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Abadiano, Bilbao, Orduña, Valmaseda
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¿Quieres saber más?
GONZÁLEZ MÍNGUEZ, C. “Etnia, religión y construcción nacional: a propósito de la presencia judía en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya durante la Edad Media” Revista de la Confederación Española de Centros de Estudios Locales, Nº1, 2000.
Un abrazo y hasta la próxima entrega de Las huellas perdidas de Odiseo.
Sergio D.S.
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