Pompeya |
Bienvenidos de nuevo a Las huellas perdidas de Odiseo para
esta entrega en la cual me resulta un placer presentaros a otro investigador
italiano y su trabajo. En concreto nos detenemos en un diálogo con la bella Elisabetta Cardone, joven
arqueóloga napolitana que hablará sobre uno de los yacimientos más importantes del mundo: Pompeya.
Elección sensata y justificada dados tanto sus conocimientos teóricos dentro de la arqueología
como la experiencia de campo que ha desplegado en los últimos años. Disciplina ésta que, además y en general, reconozco bastante lejana dentro de mi
especialización académica. Haremos hincapié en un complejo
arquitectónico sobresaliente por su majestuosidad, la Villa de
los Misterios, célebre sobre todo por el ciclo pictórico que se puede encontrar en el interior de las diferentes estancias en las que se distribuye
el recinto. El yacimiento no sólo nos ayuda a conocer la distribución
arquitectónica de una villa romana, sino también nos suministra un rico caudal informativo de incalculable valor histórico sobre la cultura, creencias y religión del Imperio. Y dicho
esto, creemos que es el momento de dejar al especialista que diserte sobre la
temática en cuestión, por ello os remito con deleite a Elisabetta y todo lo que ella tiene que explicar.
Villa
de los Misterios: un secreto pleno de emociones
Villa de los Misterios |
Pompeya: una ciudad
mágica, un mundo antiguo pleno de vida y de riquezas, destruida
improvisadamente por la famosa erupción del Vesubio del 79 a.C., conocida y
estudiada por los arqueólogos, por vulcanólogos y por los historiadores de todo
el mundo. Cenizas, lapilli y coladas de gas a altísimas temperaturas
sumergieron Pompeya, deteniéndola en una imagen congelada en el tiempo. Junto a
las personas ocupadas en sus actividades, las tiendas, las calles, el Foro, el
anfiteatro, las termas, también las Villas -fascinantes viviendas de personajes
conocidos o familias romanas importantes- fueron completamente recubiertas de
la furia del Vesubio que continuó también a hacer temblar la tierra en los días
inmediatamente sucesivos a la erupción. ArcheoVesuvio
propone a nuestros lectores un viaje en el tiempo, un salto en el pasado al
interior de esta maravillosas domus
de la Pompeya antigua, partiendo de una de las más sugestivas: Villa de los Misterios.
Plano de Villa de los misterios |
Villa de los Misterios
es una villa suburbana de época romana, ubicada a pocos metros de distancia
fuera de las murallas de la ciudad de Pompeya. Según Plinio el Viejo y Vitruvio,
las villas en edad romana eran esencialmente unas casas de campo y podían
dividirse en dos grandes grupos: la villa
urbana, a pocos kilómetros de Roma, empleada como residencia de campo para
una o dos noches y la villa rustica,
residencia con funciones de hacienda, habitada predominantemente por los
esclavos que desarrollaban labores ligadas a la producción agrícola de los
campos circundantes.
Anexo II.
Vitruvio y Plinio el Viejo
Plinio el Viejo (23-79 d.C.), se eleva como uno de los autores latinos más citados, siendo su obra de referencia la Historia natural. Militar con amplia experiencia dentro del ejército romano, ya sea dentro de la marina o en los cuerpos expedicionarios terrestres, no obstante, es por la producción intelectual que llevó a cabo a lo largo de su vida por la que ha sido rememorado hasta nuestros días. Escritor muy querido también por los intelectuales del Renacimiento, destaca la sabiduría enciclopédica plasmada en sus escritos, sobre todo en la ya citada Historia Natural. Es precisamente durante la erupción del Vesubio cuando le alcanzó la muerte, como consecuencia de una incursión que realiza durante la conflagración vesubiana con el objetivo de rescate a los deplazados por el desastre y con un ánimo científico contemplativo añadido de este destructivo fenómeno de la naturaleza. Tras una vida y muerte dedicada a la ciencia es honrado como el primero de los vulcanólogos y el tipo de fenómeno volcánico que acabó con su existencia se llama erupción pliniana en su recuerdo. |
Villa de los Misterios |
De carácter rústico-residencial, Villa de los Misterios fue devuelta a la luz solamente entre el 1909-10 y todavía hoy es uno de los sitios más visitados de todas las excavaciones arqueológicas de Pompeya, sobre todo por sus magnificas pinturas en la sala del triclinium -muy bien conservadas- que representan ritos mistéricos, de las que justamente la villa tomó el nombre. Descubierta por el latifundista de aquella zona, fue bautizada inicialmente como Villa Itis y solamente en el 1931 fueron hecho públicas algunas tablas de colores que representaban las pinturas, gracias a la obra del arqueólogo italiano Amedeo Maiuri. Por desgracia, todavía hoy la excavación no ha sido completada y ninguno puede suponer qué “secretos” todavía esconde la Villa de los Misterios. A causa de los frecuentes temblores de tierra que precedieron a la erupción, se piensa que la villa estaba en una fase delicada de trabajos de restauración, de hecho durante las excavaciones no fueron encontrados materiales preciosos, objetos o restos, sino solamente en la zona rustica viene hallada una estatua de Livia con vestido de sacerdotisa junto a numerosos restos humanos.
Interior del complejo |
Villa de los Misterios
fue construida en el siglo II a.C. y durante la edad augustea gozó de su máximo esplendor, tanto como para ser
ampliada y embellecida: de forma cuadrada situada sobre la cumbre de una colinilla
desde donde se podía divisar el Golfo de Nápoles. Era vista como una villa de
reposo, dotada de salas amplias y de jardines colgantes en una posición
panorámica a pocos pasos del mar; apoyada sobre un terraplén, sostenida por un criptopórtico a arcadas ciegas usado
sucesivamente como depósito. A causa de los numerosos terremotos, después fue
transformada en villa rustica, con
utensilios agrícolas y prensas para la elaboración y el prensado de la uva, destinada
por tanto a la venta del vino. La entrada principal, en parte todavía a
desenterrar, se encuentra a lo largo de una vía secundaria que probablemente llevaba
a las Tumbas. En la parte rústica hay
zonas enteramente dedicadas a la cocina, a los hornos, tahonas y cámaras para
el vino. Gracias a un sello encontrado, conocemos el nombre del custodio de
Villa de los Misterios: Lucio Istacidio
Zosimo.
En el interior de Villa
de los Misterios se desenvuelven varias habitaciones laterales llamadas cubicula, decoradas primero en Estilo II y después en Estilo III; está también el compartimento
termal, el triclinio y una escalinata que conducía a las plantas superiores, en
las estancias de la servidumbre. La maravilla indiscutida de Villa de los Misterios
es todo el ciclo pictórico: las decoraciones parietales se diferencian en base al
periodo histórico; en el tablinum las
paredes están pintadas de negro con decoraciones en estilo egipcio, mientras en
otras salas hay pinturas del siglo I a.C. de un artista anónimo que con la
técnica de la megalographia-
inspirada en la pintura griega- representaba figuras a tamaño natural, como en
la famosa escena del Dionisio. Todavía incierto es el significado profundo de
la pintura: una serie de secuencias que podrían describir momentos simbólicos,
una escena de mimos, danzas o celebraciones de un matrimonio, o el rito de
iniciación para las esposas de Dionisio.
Anexo III.
Ritos mistéricos
Con
esta denominación nos estamos refiriendo a una serie de cultos no en exceso
conocidos que se expandieron a lo largo del mundo clásico greco-latino.
Dotados de un componente esotérico importante, suponían una iniciación para el
acólito que a lo largo de un aprendizaje regulado venía desvelando ciertas
verdades de carácter sacro. Una de sus principales características fue el propósito salvífico personal que atesoraba, ofreciendo una liberación espiritual individual al creyente. Los secretos de la vida y de la muerte eran progresivamente iluminados para el iniciado, siendo además abigarrado el elenco de credos pertenecientes a esta tipología que se desarrollan en la Antiguedad. Entre otros podemos citar los relativos a Orfeo, Eleusis, Mitra, Cibeles...
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Al observar bien las
pinturas, se advierte una mujer ocupada en arreglarse el pelo rodeada de querubines
que sujetan espejos; sigue una matrona sentada sobre un trono y después una
mujer velada, al lado una sacerdotisa y a sus pies un joven concentrado en leer
textos sagrados. Importante es la escena del ágape: una sacerdotisa vierte el
vino sobre un ramo de mirto al lado de un sátiro que toca la lira. Hay también
una escena que representa una sátira que amamanta un cabrito junto un sátiro
que toca la flauta y una esposa que busca envolverse en un manto. Sigue después
la escena de la catoptromancia (adivinación a través de un espejo considerado mágico)
en la cual hay un sacerdote que pasa a un joven una copa en la que se puede
reflejar.
Por desgracia la escena
más estropeada es aquella de Dionisio entre los brazos de Ariadna; está después
la escena del linkenon y phalos, en la cual una joven descalza cubierta
solo de un borde del manto, descubre el falo del Dios, símbolo de la
fertilidad. Sigue después la escena de la flagelación, en la cual una muchacha
de rodillas viene azotada por Telete
y finalmente una escena danzante, en la que vienen alegremente tocados címbalos
por una ministra del culto mientras una joven danza dulcemente.
Anexo
IV. Dionisio y Ariadna
Ariadna se coloca como la protagonista de uno de los mitos griegos con más resonancia, aludimos aquel que cuenta la historia de Teseo y el laberinto del minotauro. Ariadna era la hija del rey de Creta que enamorada del ateniense le prestó ayuda en la salida del interior de la guarida del monstruo con el auxilio del famoso ovillo de hilo como guia. A pesar de todo, ese servicio no fue recompensado por parte del héroe, que partió de la isla abandonándola a su suerte. La
joven desconsolada tras la desaparición de Teseo alimentó la compasión de
Afrodita que como Diosa del amor favoreció el enamoramiento de Dionisio con la
mortal despechada. Una unión de la que ulteriormente hubo descendencia -como es el caso de Enopión- siendo explicado además en algunos relatos mitológicos cómo Ariadna se convierte en costelación celeste.
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Elisabetta Cardone
Y llegada la hora de la
despedida, no queda sino agradeceros una vez más el haber estado con nosotros en Las huellas perdidas de Odiseo.
Un fuerte abrazo
Sergio D.S.